martes, 31 de enero de 2017

Por siempre

hola, pequeña cosita del cielo,

hoy se cumplen dos semanas desde que te fuiste. ¿sabes? las cosas no han ido perfecto desde que te fuiste. realmente quise hacer esto desde el dia después que tuviste que irte, pero las fuerzas no me daban. ahora mismo tengo tanto por contarte, pero el tiempo pasa tan rápido. 

habrán pasado catorce días desde que no estás más aquí, pero debo admitir que sigo llorando siempre que algo se me viene a la mente sobre ti. fuiste mi alegría por muchos días, no sabes cuánto. por ti estaba dispuesta a muchas cosas, sentía que esto iba a ir tan bonito, que por primera vez en mi vida haría las cosas bien, sería completamente responsable. no faltaría a mi promesa, esa promesa que te hice ese día de mucho sol y tanta tranquilidad por fuera. 

en muchas ocasiones desde tu partida he deseado con tantas ganas retroceder en el tiempo. te extraño tanto, no tienes idea. me haces falta. soñé varias veces contigo y si no llego a recordar algún sueño, debe ser porque estuviste en él. mira, recuerdo uno en especial, uno que tuve luego de tres o cuatro días que te fuiste. esa noche pedía por ti con tanta fuerza. y terminé soñando contigo. estabas ahí, como siempre, andando, tan pequeña y yo era consciente que estaba soñando, sabía que te habías ido, por eso fue que me apresuré en cargarte y abrazarte y sentirte. fui feliz por ese momento. fue tan real. 

desde entonces, he venido tratando de sobrellevar esto. pensé en muchas ocasiones que me iba a volver loca porque no salías de mi cabeza ni de mi corazón y ahí, en el corazón, dolía más y más. eran como puñales por cada vez que te recordaba. pero no tenías que preocuparte, de hecho ya había decidido seguir adelante, nunca iba a elegir ese camino fácil, es solo que fue muy duro. pero me lo merecía. a ti no te merecía, te fallé, no cumplí la promesa, nada estuvo bien. y solo quería que me perdonaras donde te estés, siempre que tengo oportunidad de charlar con las estrellas les pido que me permitan volvernos a encontrar y solo ahí recibir tu perdón. 

te lloré mares, creo que mis llantos dejaron de ser repetitivos por el hecho de que me quedé sin lágrimas. sentía que me moría cada días que tenía que salir de la cama solo para afrontar una realidad sin ti. no más tú. realmente fue duro. 

después de estos catorce días, solo el 25 de enero pasado pude distraerme tanto que no derramé una sola lágrima lo que duró ese día. el resto de día, siempre se me llega a salir al menos una pequeña lágrima. ahora mismo mientras hago esta carta se me salen tantas lágrimas. es que te extraño mucho.

siento que no lograré superar esto. fue algo muy fuerte y tú significaste mucho para mí. ibas a ser mi pequeña, solo mía. pero te fuiste primero. jamás olvidaré todos los momentos tan felices que pasé por ti. tú lograste unir a la familia un poquito más, ¿lo sabías? y desde que te fuiste, mis risas se han vuelto menos recurrentes. 

quería darte las gracias también porque la familia tuvo la mejor navidad y el mejor año nuevo contigo ahí. fueron las mejores fechas porque tú estuviste ahí. yo solo espero que las siguientes fiestas no nos pongamos sentimentales por tu ausencia, porque no quiero que me duela más esto. pero jamás te olvidaré. eso nunca. solo quiero volverme más fuerte para afrontar esto sin caer en depresión. 

tengo que irme ya. espero que más adelante reúna más decisión para contarte como han ido yendo las cosas. recuerda que siempre tendrás un lugar en mi corazón. te extraño tanto, mis lágrimas dejarán de tener sabor amargo algún día, te lo prometo.


eres mi pequeño pedacito de cielo, por siempre tú M.




we can fly :')






miércoles, 4 de enero de 2017

Sigue

Cuando tenía 5 años yo solía llorar por cualquier cosa. Cuando cumplí los 15 solía llorar por cualquier persona. Ahora tengo 21 años y solo quiero llorar todo el día.

Pensé que esto podría ser superado con el tiempo. Es decir, la universidad te cambia y te vuelve una persona más reflexiva. Sabes que las cosas pasarán y te hace ver las causas y consecuencias de tu estado de ánimo, con lo cual sabes que esto pasará y no durará más. Pero no sucede así.

El año pasado fue la primera vez que lloré en la universidad. Un profesor había manchado mi honra, me ofendió como persona bien formada y tachó mi prueba. Esa mañana me dirigí rápidamente al baño del segundo piso de la facultad y me metí al último baño. Lloré desconsoladamente. Me decía a mí misma tranquila, esto ya va a acabar, las ganas de llorar por todo ya pasarán, solo aguanta unas semanas más, veras que todo se solucionará. Falso.

Son vacaciones, aprobé todos mis cursos. ¿Por qué carajos sigue siendo tan jodidamente difícil seguir aguantando las ganas de llorar? ¿Acaso es el inicio de mi derrumbamiento? ¿O es el atisbo de mi fracaso?

¿Por qué no deja de ser duro?