lunes, 12 de agosto de 2013

Time off.



Suceden cosas variadas día con día. Y las veces en las cuales nos detenemos a pensar si estuvieron bien hechas pues... son más reiterativas. O tal vez eso ocurre porque estamos madurando.

Antes de postear esto yo tenía tantas ideas en mi cabeza. Y cada una iba a ser concretizada en entradas distintas. Iba a esmerarme. Pero me arrepentí.

Ah, cómo explicarlo?

Sucedió tanto desde que comenzó el 2013. Y ya transcurrió más de la mitad del año y estoy segura que, después de todo lo acontecido, sobreviviré. Lo que no me mató me hizo súper fuerte.

Mi estado de ánimo depende del presente que vivo, del futuro que me aguarda y del pasado que me atormente. Complicado por así decirlo.

Pero saben? No me arrepiento de nada. El ser la actriz protagonista de mis actos, la autora de los mismos y directora de su transcurso me hace esbosar una sonrisa preciosa.

Hay momentos en los que volteo a mirar el pasado. Duele, sí. Porque al instante me transporto a los años en los cuales la única preocupación era encontrar la TV desocupada para poder ver con mi hermano Digimon. O que no hayan dejado tarea domiciliaria para poder ir al patio enorme del fondo de mi casa a jugar a ser una Winx. O que me dejen la casa a mí sola para subirle el volumen máximo a los videoclips de los canales musicales y empilarme al hacer el rol de J.Lo. Preocupaciones para nada complejas comparadas a las que vivo ahora.

Conocer, saber, vivir el estrés... es tan increíble y pesado. Por fin sientes más responsabilidad de la que estabas acostumbrada.

Tengo sueños. Metas. Objetivos y planes. Y si debo poner en segundo plano cosas que ocupan una gran parte de mi vida para lograr lo que quiero, pues que así sea.

Seré la egoísta en este acto. Algún día tenía que tocarme este papel. Siempre era la buena, la relajada, la que se preocupa de los demás, la que se preocupa de lo que piense el resto. Pero ahora no más.

Y como ocurrió con otras veces: No me arrepentiré.

Y como acorrió anteriormente: Seguiré siendo yo.

Las personas que me conocen, a las cuales agradezco lo que soy ahora, así me odien o me amen o nos veamos poco o no mantengamos nada de contacto o yo los odie o solo yo los ame, saben cómo he ido perfeccionando mi personalidad (no sé si para bien o para mal, ustedes juzguen) y que a pesar del tiempo, hay veces en las cuales vuelvo a ser la pequeña niña engreída, la random adolescente, la tímida púber, la seria chica de secundaria, la responsable colegiala de primaria, la rebelde, la gritona, la renegona, la cómica, la ácida, la antipática, la difícil, la sensible, la ghei, la llorona, la consejera, la filósofa, la debatiente, la amiguera, la soñadora... todo ello soy y seré. A comenzar otro acto más en el rodaje de mi vida.

¡Hola! Me llamo María Lourdes, mucho gusto.