Esos mismos que desde algún día en particular empezaron a opacarse. Ya no brillan como por allá en el 2004 cuando te conocí.
Pronto se van a cumplir catorce años a tu lado y ahora luces cansado, débil, triste. Es por eso que hoy he decidido dejarte ir.
Tu cansancio será compensado, tu fortaleza volverá a ser como la misma que te impulsaba en años anteriores a correr tan incansablemente, sorteando las pistas y carros.
Estoy triste porque tú me cuidabas, me hacías compañía y me volvías loca en ciertos momentos. Debí darme cuenta de que algo así iba a pasar y que algo iba a pasar. Algo te tenía que pasar; habían señales y no quise atenderlas.
Pero ya no más oídos sordos. Hoy sé que es lo mejor y que te quiero demasiado como para seguir así. Hoy sé que lo haremos bien donde sea que vayamos cada uno de los dos.
Crecí a tu lado. Siento como si nos conociéramos una vida entera. Solo era una niña cuando nos encontramos, pasé a ser una adolescente y seguías ahí, ahora siendo una señorita te veo aún ahí, tratando de dar lo mejor de ti.
Tomé una decisión, luego de muchos malos momentos. No quería oírlo antes, pero ahora ya es momento de esto.
Extraño verte sonreír. Extraño verte fuerte. Extraño escucharte. ¿Por qué siempre debe ser así?
Eres lo mejor que el 25 de junio del 2004 me dio.
Te quiero muchísimo, W.
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