Sé que estás mal, sé que sientes ganas de huir, sé que esto es difícil para ti. Pero lo que no sé es cuándo podré tener el valor de decirte que esto ya no debe seguir así. No sé, tal vez temo decirte lo que debes hacer porque eso hará que te alejes más de lo que ya estás.
Entonces quiero decirte algo en especial y eso será suficiente para hacer que me sienta mejor. No trato de creerme egoísta al expresar todo esto, sino que trato de sentir algo hacia ti, hacer algo por ti y para ti. Te extraño y me siento tan mal por el desenlace de la historia que me trae a hacer esto. Te extraño y no puedo mantener mis responsabilidades linealmente debido a la preocupación de saber si hay enojo de por medio entre tú y yo. Te extraño y se me hace demasiado difícil crear historias nuevas día a día por una falta de motivación presente que ocupa la mayor parte de mis días.
Aún recuerdo la última vez que escuché tu voz. Aquella noche hasta la llegada del frío. Estabas mal. Estabas en un desorden de ideas total. Tu mente estaba hecha un lío. Y no me pude callar. Quería ayudarte. ¿Por qué te fuiste? ¡¿POR QUÉ?!
Estoy muy preocupada por ti. Ahora que es difícil saber de ti, no puedo estar bien. Me he vuelto un lío más de tu mente. Un problema más de tu diario. Un miedo más en tu vida.
Fuiste y eres una de las personas más especiales de mi vida. Cada día me sentiré, no bien, sino ganadora. ¿Sabes por qué? Porque en mi vida jamás esperé regalo más grande que los días que pasé a tu lado, los momentos vividos, las risas y los secretos que valen la pena ser callados.
Siento mucho todo lo que ha sucedido. Lamento mucho las decepciones, las penas, el dolor generado. Hay que hacerlo bien. Aparece. Quiero decirte muchas cosas. Aparece y crea una alegría en mi pecho. Quiero eso. Quiero verte. Quiero estar ahí para ti. Te quiero a ti.
Vuelve.
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