Fue su culpa; él, esto fue por él.
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Acepté su invitación. Me motivó a aceptarla su amable sonrisa y profunda mirada.
Me avergonzaba de mí misma por actuar como la protagonista de una novela melodramática. De algún modo me sentía ridícula.
La zona donde vivía era tranquila. Un pequeño rastro de escalofrío se sintió en mí. Casi regreso. Pero él me esperaba en la entrada. Con un gesto de saludo con la mano y de nuevo esa sonrisa borró mis planes de correr.
Me acerqué con pasos semiapresurados y me extendió la mano que me saludaba anteriormente. La tomé y nos dimos un cálido apretón de estas. Le sonreí tímidamente. Y agradecí tener el color de piel perfecto como para que no se notase mi ruborización.
Pensé, luego, que si hubiera podido me hubiese puesto a temblar. Porque era mi primera cita y momento a solas con un hombre que no fuera de la familia.
-¿Sabes?, compré la película.- empezó él.
-¿Enserio?¿La viste?
-Me dijiste que quieres llegar a verla al menos cincuenta veces, así que esperé por ti.
Sus ojos me miraban fijamente como pidiendo mi atención.
-Oh, bueno, gracias... - no debía dudar, él no debía notar mi nerviosismo.- Enserio, gracias.
Eso último lo dije mirándolo a los ojos y sentí que me creyó. Un alivio.
-¿Un café?
-Sí, por favor.
Se dirigió a la cocina pidiéndome que vaya colocando el disco en el reproductor.
-Asi que disfrutas viendo actuar a Tom Hanks.- apareció con dos tazas, una en cada mano.
-Sí, es excelente.- pronuncié mientras tomaba mi taza de su mano. Y sentí su piel. No me había dado cuenta, pero usaba un buen perfume. Nunca lo había olido, tal vez fue un regalo. No quise que mis pensamientos vagaran con esa idea.
-Leí la sinopsis... Luce interesante.
-Lo es. ¿La pongo ya?
-Es lo que más espero.-y me guiñó un ojo, el izquierdo. ¿Por qué lo hacía?
-Ya, silencio...
Conforme transcurrían los hechos, ninguno se paró o pronunció palabra. Al menos yo no lo veía correcto. ¿Interrumpir Philadelphia? Nunca.
Llegó mi escena favorita. La que más me emociona y me transmite inspiración.
Andrew se para y empieza a vivir una interpretación de Maria Callas.
Tal vez él notó mi expectativa porque tomó mi taza, vacía ya, y la colocó en la mesa. Oh, amé nuevamente aquella escena.
Los momentos pasaron y el juez falló en favor de Andrew.
Yo sonreí e hice un sonido de alivio. Él también rió; no sé si por la escena o por mi escena.
No me fijé cuándo comencé a sentir el apretón en el corazón sino hasta que mi visión de tornó borrosa por las lágrimas aguantadas en mis ojos. La última escena siempre me superaba y esta vez no había sido la excepción. La voz de Neil Young se oía tan desgarradora en aquel momento. Tal vez porque recordé que era también la primera vez que veía esa película acompañada. Que ya no tenía dieciséis o diecisiete años como la primera vez que la vi. Que ya no me encontraba en mi cuarto, con las luces apagadas, llorando en silencio por las conmovedoras imágenes. Y supe por fin lo tan sola que me encontraba.
Las lágrimas corrían pero una fue atrapada.
Su mano derecha se había extendido hacia mi rostro. Me contemplaba. Y ahora me acariciaba.
Es gracioso. Nunca puedes detener el destino. ¿Quería yo que él formase parte del elenco de la historia de mi vida?
-¿Qué?- me dirigí a él con una horrible voz quebrada.
-Me encantó.
Una extraña e inesperada felicidad reventó dentro de mí cuando lo dijo. Digamos que me reconfortó el haber complacido su tarde de fin de semana.
No pude hacer más que sonreírle.
-No llores, preciosa.- pronunció bajito y ronco.
-Ya, siempre me pasa lo mismo... Y no lo quiero evitar.
-¿No?...
Me perdí. Comencé a vagar. Los sonidos... El de las agujas del reloj. El sonido del adorno en la ventana moviéndose por el viento. El murmullo bajo de las calles. Los suspiros de su maltés.
-Hola...
-Hola...
-Ahora...¿Qué tal una recomendación mía?
-¿Tiene Top gun?
-Sí.
-Siempre la quise ver. Mi soundtrack favorito es...
-'Take my breath away'- pronunciamos a coro.
Ambas risas dieron eco al lugar.
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