miércoles, 4 de enero de 2017

Sigue

Cuando tenía 5 años yo solía llorar por cualquier cosa. Cuando cumplí los 15 solía llorar por cualquier persona. Ahora tengo 21 años y solo quiero llorar todo el día.

Pensé que esto podría ser superado con el tiempo. Es decir, la universidad te cambia y te vuelve una persona más reflexiva. Sabes que las cosas pasarán y te hace ver las causas y consecuencias de tu estado de ánimo, con lo cual sabes que esto pasará y no durará más. Pero no sucede así.

El año pasado fue la primera vez que lloré en la universidad. Un profesor había manchado mi honra, me ofendió como persona bien formada y tachó mi prueba. Esa mañana me dirigí rápidamente al baño del segundo piso de la facultad y me metí al último baño. Lloré desconsoladamente. Me decía a mí misma tranquila, esto ya va a acabar, las ganas de llorar por todo ya pasarán, solo aguanta unas semanas más, veras que todo se solucionará. Falso.

Son vacaciones, aprobé todos mis cursos. ¿Por qué carajos sigue siendo tan jodidamente difícil seguir aguantando las ganas de llorar? ¿Acaso es el inicio de mi derrumbamiento? ¿O es el atisbo de mi fracaso?

¿Por qué no deja de ser duro?







No hay comentarios:

Publicar un comentario