Solo apareció, fluyó, me enredé y terminé aquí.
Me descubrieron y huí. Me acusaron y me escapé. Pero un sonido me hacia eco.
Ahí estaba, pensé. Podría pasar, seguí pensando.
Entré y me encerré. Y las acusaciones me cayeron encima. Y dolieron más aun.
Pero ahí seguía.
Y me enredé. No pude evitarlo. Me encanta.
Es como un vicio, ¿saben? Pero no me ata por la adicción, sino por lo prohibido que es.
Él es prohibido. Y sabe mejor así.
No me detuve. No me contuve. ¿Por qué lo haría?
Me enredé. No supe cómo acabar.
El cuchillo de la mirada me penetró tanto y no pude huir más.
Porque me enredé y me acusaron y me escapé y me dejé llevar de más y me enredé.
Me duele.
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